NEUROMARKETING: CONOCIENDO LA MENTE DEL CONSUMIDOR

Esta técnica de marketing se ha convertido en una de las más destacadas de los últimos años

La evolución experimentada en las técnicas de marketing parece no tener fin. Cada vez con más frecuencia nos vemos sorprendidos por nuevas maneras de llegar al consumidor de la manera más efectiva posible.

El neuromarketing es una de estas técnicas. Pese a que el término es relativamente nuevo, sus fundamentos científicos tienen un largo recorrido. A partir de la década de los 90, algunas empresas tan importantes como Ford o Coca-Cola, empezaron a contratar centros de investigación para realizar estudios de mercado utilizando biometría (estudio de los individuos a través de rasgos físicos y conductuales).

No es hasta el año 2002 que aparece SalesBrain, la primera compañía dedicada al neuromarketing y, a partir de 2003, se hacen públicos los primeros estudios realizados. El resultado de dichos estudios generó polémica. El neuromarketing era capaz de generar admiradores y detractores a partes iguales. La corriente contraria decía que se cuestionaba la ética y la forma en la que se podían usar.

Actualmente, el neuromarketing se basa claramente en conocer y comprender los niveles de atención que muestran las personas a diferentes estímulos. De este modo se trata de explicar el comportamiento de los individuos a partir de su actividad neuronal.

La finalidad que persigue, es buscar la eficacia en la toma de decisiones y averiguar cuáles son aquellos estímulos a los que las personas prestan más atención y cuáles no influyen directamente en la persona. Y, dejando un poco de lado la corriente más reticente al neuromarketing, se trata de conocer y comprender más y mejor a las personas, sin ninguna otra intención.

¿Cómo alcanzar estos objetivos? El neuromarketing se ha especializado en identificar estímulos, aplicados a diferentes campos desde una gráfica de publicidad hasta los mapas de calor, que sirven para ver donde se fija más una persona. Estos estímulos serán estudiados y analizados para, posteriormente, incluirlos en las estrategias publicitarias.

Tener un mayor conocimiento de los estímulos que afectan a las personas y como les afectan, es una apuesta que continua como uno de los objetivos principales de muchas empresas. El conocimiento exhaustivo del individuo desembocará en productos hechos a medida. La segmentación será mucho más elevada y los estímulos más sutiles.

En este sentido, la publicidad lo tendrá más fácil. Podrá ajustar justo en el objetivo gracias a tener un mayor conocimiento de la estrategia a utilizar y, de este modo, ser más efectiva.

La conclusión de todo esto es que, aun asumiendo que cada persona es totalmente diferente, se trata de identificar patrones generales que tengan un efecto sobre los estímulos de las personas y así extrapolar a una tendencia o gusto general.

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